jueves, 21 de noviembre de 2013

Un pequeño héroe

Erase una vez unos ratoncillos que vivían en el agujero de una pared de una casa en el segundo de un edificio. Pero no estaban solos, en aquella casa vivía un gato enorme que les había prometido a los ratones comérselos de dos en dos en cuanto salieran de su agujero.

Los ratones asustados hicieron una reunión. 
¡Qué vamos a hacer! ¡qué vamos a hacer¡ exclamaban nerviosos. Hasta que el ratón mas pequeño, Serafín, se le ocurrió una idea:

 -¡Ya sé lo que podemos hacer¡ dijo, - Por la noche, cuando el gato duerma, le pondremos un collar con un cascabel, de esa forma, cuando el gato esté cerca, podremos escapar. Yo se lo pondré.

Un buen día, mientras el gato dormía, Serafín se acercó y colocó con cuidado el cascabel, pero el gato se despertó y bruscamente se arrancó el collar de un zarpazo y se volvió a dormir.

 Mientras, en el agujero, todos esperaban a Serafín para saber que había sucedido. Entonces volvieron a hacer otra reunión. Todos estaban preocupados:

 -Ay, qué vamos a hacer. ¡Ya no podemos ir a la nevera a por comida¡
-Ya sé lo que vamos a hacer- dijo Serafín -Pero no sé si os va a gustar.
- Vale, necesito a tres ratones que van a ser Lugui, Queso y Gus, ellos se van ha subir a la estantería, los demás os vendréis conmigo a la cuarta planta del edificio.

Todos tenían dudas pero no había tiempo para preguntas. A la mañana siguiente, los tres ratones treparon a la estantería, y desde allí arriba abrieron la puerta del piso por la que salieron el resto de ratones. Subieron las escaleras hasta llegar al cuarto del edificio. Entonces tocaron al timbre y salió un perro enorme de raza dálmata. Los ratones estaban aterrorizados.

-Os presento a Dálmata, es un amigo mio,-explicó Serafín.
-Hola Dálmata, esta es mi familia y mis amigos-explicó
-Hola chicos ¿Qué estáis haciendo aquí chicos?- dijo Dálmata,
-Te necesitamos ¿sabes quién es el gato del segundo piso?
-Sí, es un gato que me pone de los nervios.
-Bien, pues nos quiere comer vivos ¿nos ayudarás?
-Sí, subíos yo os llevo.

Y a lomos de Dálmata bajamos las escaleras. Mientras, abajo el gato se había subido a la mesa y estaba a punto de subirse a la escalera y alcanzar a los ratones. Pero de repente entró Dálmata y el gato pegó un salto de medio metro y entonces el perro persiguió al gato por toda casa hasta llegar al balcón y se lanzó a un contenedor de basura y desde ahí huyó. No se volvió a ver al gato nunca más, bajaron a los ratones de la estantería y Serafín le dio las gracias a Dálmata. 
 Lucía Gallego Hidalgo

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